Por Bernardo Kliksberg  - (Telam 20/10/2009).

En el 2008 la humanidad tuvo la segunda mayor cosecha de toda su historia. Sin embargo, según denuncia un organismo internacional, Acción contra el Hambre, ese año murieron 5 millones de niños por hambre.

En el Día Mundial de la Alimentación que termina de cumplirse a pesar de los enormes avances tecnológicos en la producción de alimentos no hay mucho que festejar. 24.000 personas mueren de hambre por día en un mundo que puede generar alimentos para una población muy superior a la actual, el 75% son niños.

El número total de personas con hambre creció en un 9% en el último año, y es ahora un record, 1020 millones, uno cada 6,5 habitantes de planeta. El 20% de todos los niños del mundo está desnutrido.

El hambre mata madres a diario. Fallecen anualmente durante el embarazo o el parto, 500.000 madres, el 99% en países en desarrollo. Una causa es la anemia que las madres con recursos evitan sin problema ingiriendo tabletas de hierro. Cuestan muy poco pero las madres pobres no tienen para comprarlas.

Mueren por año 9 millones de niños menores de 5 años. De una tercera parte a la mitad por una de las consecuencias de la desnutrición, la diarrea.

¿Y por qué esta discrepancia enorme entre la capacidad de producción de alimentos, y tantas muertes por hambre?.

El tema de la alimentación no es sólo un problema de producción. Cuanto más alimentos se produzcan mejor, pero el tema central es hoy el de acceso a los mismos. En un mundo de groseras desigualdades como las llama la ONU, que hacen que las tres personas más ricas, tienen más que el producto bruto del 20% de la población del orbe, muy amplios sectores no tienen trabajo, ni ingresos, ni protección, para poder tener alimentos.

A ello se suma la especulación activa en ese mercado, y su fuerte concentración monopólica, que inciden en la contradicción aguda de que los pequeños agricultores con frecuencia padecen ellos mismos hambre.

América Latina es un caso de laboratorio de todo lo anterior.

Produce anualmente alimentos para 1.500 millones de personas, y uno de cada 6 niños sufre de desnutrición crónica. Los niños desnutridos suman 9 millones y los en riesgo de desnutrición otros 9 millones.

Por otra parte en una región donde la crisis está elevando a pobreza, muchas familias pobres recurren a la comida rapida, porque es más económica. Según lo advierte la Organización Panamericana de la Salud, está repleta de grasas ultra saturadas.

Generan obesidad en gran escala, envenena las arterias, y quita años de vida.

Según la FAO con 30.000 millones de dólares todos podrían comer en el mundo actual. Es muchísimo menos del 10% de lo que se lleva en asistencia a las entidades financieras cuyo mal manejo incidió fuertemente en la crisis actual.

Algo muy importante debe cambiar, y cuanto antes.


(*)Director del Fondo España-PNUD/ONU "Hacia un desarrollo inclusivo en América Latina".

 
Telam
http://www.telam.com.ar/vernota.php?tipo=N&idPub=179398&id=320701&dis=1&sec=1

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